domingo, 2 de junio de 2013

Carta

Carta Manuscrita por Don Noé Duarte dictada por un tal “Dalmacio el Narro”

Pos mi querío helmano: como yo sé cati te gustan las cosas del pueblo te voy a contal un suceio que pasó el sotro día y te lo cuento asina como suceió. Pos la otra mañana cabia una gra cegallina y quera dia de la moraga, al probe Respicio el Quirona, que tu sabes que siempre ha sio un engarnio y que ahora está too como botijinchón, (el dice que es Recencio del río), se fué pa la su casa rejillando de frio, y como siempre, a enzoncharse, en la joía lumbre. Na mas entral en casa, había allí unos gardomas, que le acivataron y le jencharon hasta la camisa. Como no lencontraron al probecito ni un retuterio, le espiparraron toos los ancapadres y le hicieron una verdadera rizia; y por si fuera poco, al quedarle tumbao en el suelo se le cayó encima el vasal, que lo tenía entenguerenge. Cuando pudo grital, “acudilme, acudilme”, mos fuimos toos pa ya corriendo. Mos encontramos toito sandrajao y que casi no respiraba, le aflojamos los pantalones, que los tenía mu cistes y como Dios mos dió a entendel, le subimos a la cama, que la tiene en el zarzo, que está al ventistate y está too lleno de fusca y de achiperres. La Olegaria la forosa, que tiene mucho tarandango le curo las rejolladuras con una miaja de cuchipina; pero como toos dijeron quera mejol llamal al méquido, se le llamó antes de que le diera algún arrepio. Cuando llegó el méquido, ques mu prolijo, se careó diciendo que el Respicio era un banduendo y un bodoque; yo mescapé a regal, pos la mañana se pinía un poco joía. Cuando llegué al padrón se la Somailla, en el estajaero, mencontré con el Apolonio el Bocachocha, que es primo helmano del respicio, y cuando se lo conté too, mos vinimos juntos, ante que mos cogiera la fusquía, que se mos venía encima. Cuando llegamos, el Respicio estaba mejol por el Atanasio el guirindolo, que es un buen vacino y tiene mucho espelde, le había subío una miaja de frege con ensalá de coruja y parecía mesmamente que había echao el percujo fuera.
Andenante, el méquido que dando camballadas había io como de asomatraspón, le había dicho que podía comel una miaja de sopa de frege, con un poco de zorongollo, pero que de moragos y de calbotes ni fronza. La Nemesia la caracagá, le había subío unos tartabellacos pa postre y su marío Críspulo el fregaero, un cuartillo de vino de la su pitarra; pos encima y con toos estos cuidaos, le arreó un acibuche. sin embalgo, al sotro día, estaba mas zorondo que una castaña rebolda. La verdad es que se ha queao una miaja como atenorao, pero se monta en el su burro aparracachón y está como jalamío se casca unos platos de garbanzos con comuelgo y, como no es ascurriento, no le importa questen chonchos o eslabazaos o que tengan chero; el caso es atestalse y echal buenos tragos de la pitarra. Se comió delante de mi un potaje que parecía un berbajo, con unas aceitunas arracas que apestaban a solóndrigo, un calambuche de cazuela arrebujao con cachos de chorizo de butago y pa postre un par de perrunillas; pues con to ese bodrio le asentó como si tal cosa. Nuestra prima la Polonia la Jibia, que trabaja como una citota, me dijo ayel que el Respicio está como engurdio y que sa queao como clisao del trapajazo que se dió y la pitera que se hizo; pero su comadre la Gandencia la Muñaña, que es como una gareta y que siempre anda a garulla, le ha dao unas sobas en la gomanillas y le ha puesto una vilma que le han queao como nuevo. el sigue tan gallumbero y rajamanta y aunque está hecho un changarro, toito lleno de esparavanes, no deja de junchear y ser el mezucón de siempre. ahora se le ha metío en la molondra hacel una empenda pa metel el vicio y sa puesto dacuerdo con Domitilo el Neo, que es otro pairón y farraguas como él, así que lastan dejando farunga y se va a farungal el día menos pensao. Bueno, ya me despido. No te mando ninguna morcilla porque man quedao mu canchuas y san cascabelao. Los castaños este año no traen más que erizos machios y muchas cucharetas, asina que tengo lleno el botiquillo Como no soy un lampuño y no me gustan las zirigonzias, se despide de ti tu helmano.

Dalmacio el Narro.

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